¿Qué
son?
Los conectores consecutivos se caracterizan por indicar cuál
es la conclusión que se deduce de la información
previa. Para observar su valor, se ha de partir del análisis
de las relaciones de causa-consecuencia. Las oraciones conocidas
como "causales", y las tradicionalmente denominadas
"consecutivas" coinciden en presentar una relación
de causa-consecuencia entre las informaciones conectadas.
Ej:
a) Como no sé donde vive, no podré pasar
a buscarlo.
b) No sé donde vive, así que no podré
pasar a buscarlo.
En ambas frases, las secuencias textuales implicadas mantienen
una conexión semántica idéntica, basada
en el hecho de que una parte se presenta como la causa que desencadena
la consecuencia expresada en el otro segmento textual. Ahora
bien, si tanto las oraciones causales como las consecutivas
se caracterizan por presentar el mismo tipo de relación
lógico-semántica entre las partes ¿qué
diferencia existe entre ambas construcciones?
El rasgo que nos permite identificar una estructura como "causal"
o bien como "consecutiva" radica en qué aspecto
de dicha relación se focaliza, señalándolo
mediante la presencia del conector. Entenderemos pues que las
estructuras causales son aquellas que inciden en cuál
es la causa o premisa que lleva a una conclusión, y las
consecutivas destacan la conlusión.
Resulta especialmente productivo para la operación argumentativa
de la demostración el uso de conectores consecutivos.
Estos elementos exponen y prueban cómo desde una premisa
se llega a la conclusión.
Las expresiones conectivas consecutivas se pueden dividir
en dos grandes grupos:
Conectores
consecutivos "integrados en la oración" (que presentan en
su formación la conjunción que) | así que,
de manera/modo que, por lo que, de ahí (que) |
Conectores
consecutivos de tipo "parentético" | por ello/eso,
por ese/tal/dicho motivo/razón/causa, por (lo) tanto, en consecuencia,
por consiguiente, por ende, pues, así pues |
Si analizamos los conectores consecutivos "integrados
en la oración", observamos que de modo que,
de manera que y así que resultan menos formales
que por ejemplo en consecuencia o por consiguiente.
En cambio, el resto de conectores (por lo que, de manera/modo
que y de ahí que) pertenecen al registro estándar.
Por lo que respecta a los conectores consecutivos "parentéticos",
los podemos agrupar en tres categorías distintas según
su grado de movilidad:
a) Un primer grupo está formado por los conectores
por ello, por eso, por ese motivo, por esa razón. Estos
conectores, a pesar de tener cierta libertad posicional, se
sitúan normalmente al inicio de la cláusula subordinada.
El comportamiento del conector así pues es similar,
ya que rara vez se sitúa en un lugar que no sea el comienzo
del segundo miembro.
b) El segundo grupo está compuesto por el conector pues,
que rehúye la posición inicial, ya que si
se sitúa en esta posición podría llevar
a confusiones entre el valor causal y el consecutivo. Por lo
tanto, el conector pues aparece en medio de la cláusula
subordinada.
c) El tercer grupo lo constituyen los conectores por
tanto, en consecuencia, por consiguiente y por ende. Estos conectores
presentan gran libertad de posición en el interior del segundo miembro
o conclusión, ya que pueden aparecer al inicio, en el interior o al final.
Bibliografía