¡Atención!

1. ¿Has contruido un esquema sin haber reunido previamente las ideas?

Cuando faltan conocimientos sobre un tema dado y experiencia en la escritura, es peligroso empezar la realización de un texto por el esquema, saltándose la fase del acopio de ideas.

2. ¿Has decidido el orden de presentación de los detalles de un bloque antes que la estructura general del texto?

Para evitar que grupos de ideas aparezcan varias veces en la confección de un esquema, conviene proyectar en primer lugar los bloques que se van a abordar y el orden de los mismos (en función del tipo de escrito al que corresponden, las partes, los capítulos o las secciones) para decidir posteriormente el orden de los elementos secundarios.

3. ¿Has previsto pocos niveles jerárquicos?


Cuando el esquema está poco articulado, el escrito puede resultar poco incisivo. En el caso de trazar el esquema a partir de una lista de ideas, es inevitable un trabajo de organización y jerarquización de las ideas.

4. ¿Has dispuesto bloques en el primer nivel jerárquico?

La presencia de demasiados elementos en el primer nivel del esquema puede ser signo de un trabajo deficiente de la jerarquización de las ideas, o bien de un esquema demasiado repleto de ideas.

5. Has juntado ideas desprovistas de una relación jerárquica?

Al releer y examinar un esquema propio, a veces notaremos que hemos juntado en una parte del esquema ideas que no tienen relación con las presentadas inmediatamente antes o después.

6. ¿Has cosntruido un esquema desequilibrado?

Los bloques del mismo nivel jerárquico deben tener más o menos la misma complejidad: en el caso de que existan bloques demasiado "ricos" y bloques "pobres", será preciso valorar la posibilidad de una reorganización del esquema con un mayor equilibrio.