Lee y comenta con un compañero los siguientes razonamientos,
que corresponden a las preguntas del ejercicio anterior. ¿Cómo
te comportas tú en cada caso, como un experto o como un aprendiz?
Razonamiento de las preguntas
1. Buscar modelos. En algunas
situaciones, buscar modelos (ejemplos de lo que se ha de escribir:
textos ya elaborados, formularios, esquemas) para copiar o
adaptar puede ser una buena estrategia para facilitar el proceso
de composición.
2. Pensar en mis lectores.
Los redactores expertos tienen mucha más conciencia de su
audiencia que los aprendices. Los expertos piensan en sus
lectores durante todo el proceso de elaboración del texto:
valoran qué es lo que ya saben éstos, qué es lo que quieren
saber, cómo reaccionarán ante el texto, cuando lo leerán,
etc. Pensar en los posibles lectores es una buena estrategia
para mejorar la redacción.
3. Buscar ideas al principio.
Buscar ideas para el escrito es una actividad distinta a redactar
cada idea con las palabras y expresiones que puedan entender
los lectores. Los redactores expertos conocen esa distinción
y tienden a realizar las dos tareas por separado: por un lado,
buscan ideas y por otro las redactan con el lenguaje que requiera
cada lector. Intentar hacer las dos cosas al mismo tiempo
resulta más difícil.
4. Hacer borradores. Los redactores
expertos tienen un proceso de redacción más sofisticado y
tienden a producir más borradores que los aprendices: listas,
esquemas, guiones, correcciones, reformulaciones, etc. Estos
últimos prescinden de borradores y revisiones y, bastante
a menudo, intentan escribir directamente la versión final
en la hoja en limpio.
5. Hacer planes y esquemas y modificarlos.
Los expertos hacen más planes que los aprendices y también
los modifican con más frecuencia y profundidad mientras escriben.
Aquéllos aprenden mientras escriben y aprovechan lo aprendido
para mejorar el texto. Los aprendices sienten pereza de modificar
lo que ya han empezado y tienden a no hacerlo.
6. Leer mientras se escribe.
Revisar un escrito requiere interrumpir la redacción y leer
lo que se acaba de escribir para cerciorarse de que es realmente
lo que uno pretendía decir. Los redactores expertos se caracterizan
por realizar esta operación muchas más veces que los aprendices.
7. Revisar la forma y el contenido.
Expertos y aprendices entienden de manera diferente la revisión.
Para los primeros, revisar es una forma de mejorar el escrito:
revisan mucho y en profundidad, modifican aspectos profundos
del texto (añaden ideas, reestructuran, eliminan párrafos).
Los aprendices revisan poco y sólo la superficie: pulen los
errores ortográficos o tipográficos, retocan aspectos locales
de la prosa: palabras, signos gráficos o frases.
8. Escribir una idea. Los
redactores expertos suelen tener más facilidad para reformular
lingüísticamente una oración o un fragmento. Los aprendices
son prisioneros de la forma lingüística original con que se
les ha ocurrido una idea.
9. Escribir en circunstancias diferentes.
Los expertos redactan de manera diferente según cada situación
de escritura: prestan más atención a la corrección en los
escritos formales; dedican más tiempo a buscar ideas y a elaborarlas,
si tienen que escribir de un tema desconocido o difícil; buscan
modelos o ejemplos si tienen que elaborar textos desconocidos,
etc. Cada situación de escritura, cada texto, es diferente
y exige una manera distinta de escribir.
10. Consultar manuales. Los
redactores expertos utilizan todo tipo de materiales de consulta
y programas de computadora para escribir: consultan el diccionario
y la gramática, verifican automáticamente la ortografía, etc.
La diferencia entre los expertos y los aprendices no es que
los primeros no cometan errores y los segundos sí, sino que
los primeros saben que pueden equivocarse, revisan para encontrar
los errores cometidos y los corrigen.
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