USO
NO SEXISTA DEL LENGUAJE ADMINISTRATIVO
Texto
extraído de:
Manual
de estilo del lenguaje administrativo
Quinta reimpresión (mayo 1994); pp. 153–161
Autores: equipo interdisciplinar del Ministerio de Asuntos
Sociales (Instituto de la Mujer).
Colección Manuales, Serie Administración General,
editado por la Secretaría General Técnica
del MAP, Ministerio de Educación y Ciencia, Ministerio
de Cultura, y el Dpto.de Filología española
de la Universidad Autónoma de Madrid.
ISBN: 84-87366-13-9 |
En
la línea de las recomendaciones de la Comunidad Europea,
el Plan para la Igualdad de Oportunidades de las Mujeres
(1988-1990), del que tomó conocimiento el Consejo
de Ministros del 25 de septiembre de 1987, recoge,
entre sus actuaciones, la revisión de los textos reglamentarios
para evitar usos y expresiones que refuercen actitudes de desigualdad
hacia las mujeres: «Se incluirá, por ello, en el
proceso de renovación del lenguaje administrativo que
se está realizando, el control y eliminación,
en su caso, de este tipo de discriminaciones en las circulares,
impresos y formularios utilizados por la Administración».
La lectura de los 302 documentos que configuran el corpus de
trabajo del Manual de Estilo ha permitido detectar,
en efecto, algunos casos de discriminación por sexo en
materia de lenguaje. En ocasiones, la desigualdad radica en
el orden de palabras, otras en el contenido semántico
de ciertos vocablos. No obstante, el principal escollo para
una utilización lo más neutra posible del lenguaje
deriva de la pertenencia del castellano a las lenguas de género,
categoría gramatical que afecta no sólo a la terminación
de los nombres, sino también a la de artículos,
adjetivos o participios en régimen de concordancia con
el sustantivo. Fenómeno de naturaleza sistemática
y, por lo tanto, muy enraizado en el idioma —normativamente
se considera el masculino como término no marcado, genérico
y válido, en consecuencia, para uno y otro sexo—
tiene, desde el punto de vista social un claro efecto de
exclusión, de reforzamiento de estereotipos:
la Administración aparece como un mundo del varón,
en el que no sólo los que autorizan, certifican, adjudican...
son hombres (la incorporación de mujeres irá modificando
esta vertiente), sino también los que declaran o solicitan,
los denunciados, los propietarios de inmuebles, los infractores
de tráfico, etc.
Paliar esos efectos mediante propuestas o sugerencias de formas
de expresión alternativas, más igualitarias, es
el propósito de este capítulo.
Con fines operativos distinguiremos, de un lado, documentos
«cerrados», redactados para casos concretos, en
los que se conoce previamente quién emite y a quién
se destina el texto, todas ellas personas individualizadas y,
de otro, documentos «abiertos» o modelos de formularios
varios (instancias, solicitudes, certificaciones...) que habrán
de cumplimentarse con posterioridad. Estos últimos, susceptibles
de aplicación tanto a mujeres como a hombres son los
más numerosos dentro de la Administración y los
que mayores problemas presentan desde la óptica del sexismo
lingüístico.
GÉNERO
Cargos
y puestos de la Administración
En
los documentos examinados, la inmensa mayoría de las
denominaciones de cargos y puestos administrativos aparecen
en masculino. A falta en muchos casos de datos sobre sus titulares
(documentos abiertos), no ha podido extraerse ninguna conclusión
sobre cuál es la extensión real y, sobre todo,
reciente de tal práctica. Es de suponer que, cuando se
encuentran los numerosísimos casos del tipo:
El
Jefe de Sección...
El Tesorero de Hacienda...
El Interventor...
tales
puestos estarían, en el momento de redactarse los documentos,
ocupados por hombres; y que el nombramiento de mujeres (sobre
todo, a partir de determinado nivel) habría conllevado
el paso automático de tales menciones a su forma femenina
(bien en las terminaciones del sustantivo, bien a efectos de
concordancia):
RESULTANDO: Que por la Inspectora de Trabajo actuante...
Sin embargo, la vacilación observada en aquellas ocasiones
—muy escasas, por otra parte, en la muestra— en
que la titular es una mujer puede ser sintomática de
un uso discriminatorio con cierta difusión en la Administración:
El Jefe de la Dependencia (firma una mujer)
La
Jefe del Negociado de Sanciones...
Propuesta de uso
Cuando
los cargos y puestos administrativos están ocupados por
mujeres, la mención a sus titulares debe hacerse en femenino.
La norma y, sobre todo, el uso admiten como correctos los términos
presidenta, jefa, concejala, jueza, médica...
FUNCIONARIOS QUE INTERVIENEN EN LOS PROCEDIMIENTOS
Los
textos administrativos, que siguen los usos del lenguaje normativo,
se sirven siempre del masculino en las menciones a profesionales
y personal funcionario que intervienen en los procedimientos
de la Administración en razón de su cargo:
...debidamente compulsada por funcionario público
autorizado para ello (Notario, Secretario de Ayuntamiento,
Secretario Judicial, etc.)...
...no
sabiendo el funcionario que lo dictó, quién...
Sólo
declarará ante el Juez...
Designar
Abogado...
...ser
reconocido por el médico forense...
Propuesta de uso
El
uso masculino de la terminación es gramaticalmente correcto
si se refiere de forma abstracta a una determinada categoría
profesional o funcionarial; no obstante, cuando tal referencia
genérica se concreta en sujetos particulares, debe tener
en cuenta la posibilidad de alternancia de los mismos, adoptando,
según los casos, las formas del femenino o del masculino.
REFERENCIAS
A LOS ADMINISTRADOS
El
lenguaje de la Administración utiliza, con carácter
prácticamente sistemático, las formas de masculino
al referirse a los usuarios de los servicios. Aparecen, sobre
todo, en documentos abiertos que pueden ser cumplimentados tanto
por hombres como por mujeres:
El abajo firmante...
El
Destinatario
El
declarante
El
interesado
El
compareciente
Datos
del propietario
El uso del masculino tiene a veces efectos muy claros en la
concordancia, por ejemplo, de los pronombres personales:
Si se solicita al mismo tiempo el permiso de trabajo por
cuenta ajena del titular comunitario y la tarjeta de residencia
para él y los familiares que de él dependen,
las solicitudes...
Un
capítulo destacable de este apartado, por su repercusión
social, lo constituyen los documentos relativos a empleo (ofertas
de trabajo, adjudicación de puestos laborales, contratos
y permisos de trabajo, etc.). El uso atendido del masculino
puede contribuir a reforzar, por efecto del estereotipo, la
situación de desigualdad de las mujeres en el mercado
de trabajo:
El trabajador D. Fulanito...
Datos
del trabajador contratado... inscrito... (marca de género
reforzada por la casilla —no optativa— «Fecha
de realización del servicio militar").
Trabajador
jubilado
Observaciones
del solicitante
...al
objeto de jurar el cargo de Vigilante Jurado... El requerido
contestó...
Un bajo porcentaje de documentos en relación con el total
de la muestra prevé administrados de uno y otro sexo.
Por los ejemplos hallados, se aprecia que tal fórmula
(por el sistema de barras, guiones o paréntesis) se abre
camino en la esfera de lo familiar:
Si está casado/a y/o tiene hijos...
Si es el/la viudo/a
Si es separado/a o divorciado/a
...o esté casado (a) con un español (a)
Propuesta de uso
Frente
al uso sistemático del masculino como genérico,
se recomienda más que una opción única,
la alternancia de una serie de recursos. Entre otros posibles,
se sugiere la utilización —más abundante
de lo que la práctica administrativa demuestra—
de sustantivos no marcados y colectivos como la persona,
el colectivo, vecindario, personal funcionario...;
o desdoblamientos del tipo el abonado o abonada, los
trabajadores y trabajadoras...
Los dobletes del tipo o/a, o-a, o (a), constituyen
una buena solución para textos breves, o con apariciones
espaciadas; solución, en cualquier caso, deseable cuantro
se trata de documentos relacionados con empleo. Si se opta por
esta forma de concordancia, deberá aplicarse no sólo
a los sustantivos, sino a todos los elementos oracionales que
con ellos concuerdan: adjetivos, participios, etc.
FORMAS
DE TRATAMIENTO
Los
tratos administrativos abiertos son pródigos en fórmulas
de cortesía usadas casi siempre en masculino:
El que suscribe D...
Sr. D.... (Cédula de citación)
Don...
Algunos documentos —una minoría— aportan como solución
dobletes por el sistema de barras para prever uno y otro sexo:
D/Dª..
Probablemente ya en desuso, resulta sin embargo significativo
el siguiente caso de disimetría en las formas de tratamiento
por sexos, encontrado durante el análisis:
Se designa Instructor a Don José... y Secretaria
a la Srta. Alicia..., jefes de Sección y Negociado,
respectivamente del Gobierno Civil de...
Propuesta de uso
Lo
deseable es que en los textos administrativos no figuren formas
de tratamiento ni para mujeres ni para hombres, es decir, que
al hombre y apellidos de la persona no se le anteponga la abreviatura
D/Dª, salvo por razones formales en algún caso.
De considerarse imprescindibles, habrán de preverse ambos
sexos (en los documentos abiertos) y ser equivalentes (en los
documentos cerrados).
ORDEN DE LAS PALABRAS
Como
también sucede en el lenguaje común, en los casos
en los que hay mención expresa de ambos sexos, el masculino
precede siempre al femenino:
Padre, madre o representante legal.
Nombre del padre... nombre de la madre.
Ponga una V, M o una X, según sea varón, mujer
o razón social.
Electores... Varones... Mujeres.
Propuesta de uso
Ninguna
razón hace preferible, con carácter sistemático,
un orden a otro, como nos hace advertir una rara excepción
encontrada:
Apellido (s) y nombre de la madre
Apellido (s) y nombre del padre
ASPECTOS SEMÁNTICOS
La lectura de la muestra no ha permitido encontrar disimetrías
lingüísticas por sexo en el plano semántico.
Tal vez el lenguaje administrativo se preste poco a ello (a
diferencia, por ejemplo, del periodístico) o tal vez
se deba a la poca representación que en los documentos
de la muestra tienen las mujeres. No obstante pueden señalarse
algunas:
• Identificación de la mujer a través
del hombre:
...se procedió al embargo del inmueble que a continuación
se detalla como de la propiedad de Don... y su esposa Doña...
Obsérvese que, a efectos legales, tan sólo es
pertinente señalar que se trata de dos propietarios y
no su relación de parentesco; la condición de
cónyuge únicamente se predica de ella, cuando
obviamente ambos la comparten; su indica relación, pero
también posesión, connota idea de pertenencia.
En la contraposición con mujer —hembra
parece ya desechado del lenguaje administrativo— se prefiere
casi siempre varón a hombre, cuando
ambos son términos equivalentes y válidos:
Electores...
Varones... Mujeres
Ponga una V, M... según sea varón...
Se trata de un caso de discriminación indirecta, consistente
en reservar el vocablo hombre para un sentido genérico,
no marcado, cuando ser humano, personas, serían
los estrictamente correctos.
Propuesta de uso
Algunas
expresiones encontradas en la lengua administrativa (D. ...
y su esposa Doña...) conllevan una presentación
estereotipada de la realidad que conviene evitar. La práctica
administrativa ha declinado el uso de hembra. Hombre
y varón son perfectamente equivalentes
en contraposición a mujer.