• Usos más frecuentes

    El español, a diferencia de otras lenguas, dispone de dos tipos de signos para iniciar y cerrar el período exclamativo o interrogativo: el de apertura (¿¡) y el de clausura (?!). El signo de apertura debe emplearse donde realmente se inicie la secuencia interrogativa o exclamativa, aunque no coincida con el principio de la unidad textual en la que aparece la interrogación o la exclamación.

    Pero ya que estamos hablando de caza mayor, ¿por qué no ocuparnos de la mayor de todas las cazas posibles sobre la superficie del planeta, la caza del elefante?

    Ana, ¡qué desilusión!

    Este signo sirve para delimitar las oraciones e indicar su modalidad. A veces la utilización del signo de interrogación puede devenir compleja. Veamos algunos casos:

    a) Interrogaciones seguidas

Estas interrogaciones se pueden separar por medio de comas o puntos y comas. En este caso, todas ellas, excepto la primera (que se inicia con mayúscula), deben escribirse con minúscula:

Pero, ¿cómo se construyen genéticamente los distintos tipos de símbolos?, ¿hasta qué punto las distintas formas que adoptan en cada especie son indicativas de habilidades específicas y diferenciadas en su modo de "conocer" la realidad? [...]

¡Cómo ha nevado esta noche!; ¡qué blanco está todo!; ¡qué frío vamos a pasar!

b) Indicar duda o ironía

Es posible emplear el signo de cierre de interrogación o de exclamación, delimitado entre paréntesis, para indicar duda o ironía (!); o sorpresa o ironía (?):

Era un candidato (!) muy prometedor.

El autor sostiene que Hitler (?) fue, en realidad, un defensor de los derechos humanos.

c) Una interrogación dentro de otra interrogación

En este caso, se pueden considerar una única frase interrogativa o incluso dos, con una gran diversidad de soluciones:

¿Qué tomas, cerveza?
¿Qué tomas?, ¿cerveza?

¿Qué tomas?: ¿cerveza?

¿Qué tomas? ¿Cerveza?
¿Qué tomas: cerveza?

Errores más frecuentes

a) Uso de los signos de interrogación en interrogativas indirectas o dubitativas

En estos casos, los signos de interrogación pueden llegar confundir:

*¿No tengo idea alguna de qué quería decir con lo de "Dios dirá"?
No tengo idea alguna de qué quería decir con lo de "Dios dirá"

b) Punto detrás del signo de interrogación

El uso de punto es innecesario, ya que el signo de interrogación puede ejercer la función de punto.

*¿Puedes venir?. Me gustaría comentarte un par de cosas.
¿Puedes venir? Me gustaría comentarte un par de cosas.


También cuando el signo de interrogación corresponde al título de una obra o a cualquier otro fragmento, se elimina el punto y final, a no ser que haya otro signo de puntuación antepuesto (paréntesis, comillas...).

*¿Habéis leído el artículo "¿Quién tiene miedo de Virgina Woolf?"?.
¿Habéis leído el artículo "¿Quién tiene miedo de Virgina Woolf?"?


c) Punto dentro de una oración interrogativa

No se puede incluir un punto dentro de una misma interrogación:

¿Qué te pasa, no vienes?
¿Qué te pasa? ¿No vienes?
*¿Qué te pasa. No vienes?

Ejercicios

1. Coloca los signos de interrogación que permitan delimitar los períodos interrogativos de los siguientes fragmentos:


(Los ejemplos están adaptados de José Polo [1990], Manifiesto ortográfico de la lengua española, Madrid, Visor.)

1. Así, por ejemplo, si hablamos de escritores modernos y contemporáneos, tanto en Larra y en Galdós, por un lado, como en Juan Goytisolo, Miguel Delibes, Camilo José Cela, Rafael Sánchez Ferlosio o Luis Berenguer, aun pudiendo ser considerados como autores que en general puntúan bien (...), se observan opciones puntuarias que o son estilísticamente inadecuadas o incluso básicamente erróneas. Por qué se producen tales situaciones.

2. Establecemos una regla de proporción inversa entre la dedicación exclusiva a la ortografía literal y complementos, de una parte, y el abandono a un segundo plano de lo relativo a la puntuación, de otra. Sería arriesgado afirmar algo en este sentido; y desconozco básicamente lo que ocurre en lenguas distintas a la española.

3. Sabemos que con autores antiguos debemos adoptar mil precauciones antes de adscribirles una responsabilidad idiomática en tales o cuales hechos; hay que operar con la mente muy atenta a las circunstancias textuales de ese autor: nos hallamos frente a un texto autógrafo, una edición príncipe (póstuma o no), una copia manuscrita, una edición apócrifa, una edición crítica...

4. Se trata de una situación caótica general que eximía en cierto modo de "culpa" a los autores o de la que también éstos deberían ser considerados culpables en cuanto a ese estado de incoherencia, de inmadurez en el sistema de puntuación. No es fácil contestar a esa pregunta.

5. Por otra parte y tras los momentos reflexivos de corte metodológico recién expuestos, cabe preguntarse: quiénes son los culpables del estado al que tan saludablemente hemos llegado.

6. Como, por otra parte, los sistemas de acceso a la docencia no han mejorado en su pureza, ni en su técnica —al contrario, piensa mucha gente— qué está ocurriendo hoy en día.

7. Ahora bien, qué ha hecho la universidad española (o los Ministerios o quienes sean) para contrarrestar tanto efecto negativo.

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LA PUNTUACIÓN
EL SIGNO DE INTERROGACIÓN