• Usos más frecuentes

En primer lugar, es necesario distinguir entre el punto y seguido, el punto y aparte y el punto y final; el primero cierra una oración; el segundo, un párrafo, y el punto y final, un texto. Por lo tanto, podríamos afirmar que la mayúscula inicial y el punto y seguido son interdependientes. Veamos algunos ejemplos:

Estoy leyendo un ejemplo de mayúscula inicial y punto y seguidopunto y seguido Se trata de ver que todas las oraciones que empiezan con mayúscula acaban con punto. Esto es, que la mayúscula y el punto van siempre asociados incluso con paréntesispunto y seguido

Es muy útil tener clara esta distinción. Tenemos que saber que el punto y aparte constituye un párrafo, una entidad semántica y gráfica propia del texto escrito formada por un número variable de oraciones relacionadas sintácticamente, por ejemplo, por puntos y seguido. Cabe destacar que las oraciones que constituyen un párrafo también están vinculadas semánticamente, ya que desarrollan un tema, subtema o algún aspecto particular del resto del texto que acabaremos con un punto y aparte.

Errores más frecuentes

a) Olvidar cerrar la frase

Aunque después se cambie de párrafo o se empiece la frase siguiente con mayúscula, hay casos en que se olvida poner el punto y seguido:

b) Exceso de punto detrás de los signos de interrogación, de exclamación o de los puntos suspensivos

c) Omisión casi total del uso del punto

Este error consiste en no separar los cambios temáticos con punto y seguido o, si cabe, con punto y aparte. Este es un error bastante grave, puesto que dificulta mucho la lectura y la comprensión del lector. Veamos el siguiente ejemplo:

1. Coloca los puntos y coma y los puntos y seguido que sean necesarios para construir un único párrafo coherente.

El poema compuesto en honor de Guillermo, mariscal de Inglaterra, muerto en 1219, ofrece una de las relaciones más preciosas de la muerte de un príncipe de aquellos tiempos de Guillermo, que deseaba morir en su casa, se hizo conducir a una de ellas en cuanto se agravó su mal una vez allí, convocó a todos los suyos, y en primer lugar a su hijo primogénito, a fin de que todo el mundo le escuchara disponer de su herencia, escoger su sepultura y le vieran todos, cambiando de hábito y tomando el de templario, ingresar plenamente en otra fraternidad mientras besaba por última vez a su esposa una vez acabado aquel ceremonial de la ruptura, muy semejante al que se cumplía cuando el jefe de la casa abandonaba su mundo privado para emprender un viaje, se despoblada la escena aunque al moribundo no se le debía dejar solo sus allegados se turnaban para velarlo día y noche y poco a poco se iba despojando de todo había comenzado por ceder aquello de lo que no era sino el depositario: el patrimonio ahora renunciaba a todos sus bienes personales saldaba sus deudas, implorando el perdón de aquellos a los que había perjudicado en vida pensaba en su alma y confesaba sus pecados finalmente, a punto ya de morir, las puertas del más allá comenzaban a entreabrirse para él Guillermo vio cómo dos hombres resplandecientes de blancura vinieron a apostarse el uno a su derecha y el otro a su izquierda al día siguiente, a mediodía, se despidió, pero fue una despedida privada, de su esposa y de sus caballeros.

DOMINIQUE BARTHÉLEMY, GEORGES DUBY y CHARLES DE LA RONCIÈRE, Historia de la vida privada. Poder privado y poder público en la Europa feudal. Edit. Taurus

2. Puntúa los finales de frase (y su comienzo, si es necesario) de este texto:

—Esa chica no es de aquí, —verdad preguntó Conchita —No Es de Zamarra —Buen pueblo —exclamó Nieves— Y esa qué pinta aquí —De mecanógrafa o de dependienta— preguntó irónicamente Nieves —Nieves —dijo el padre alzando la voz —Era pura curiosidad —se disculpó Nieves— Como cada mes le conozco una novia La última, peluquera; la anterior, la hija del portero de los Aguirre... —Tiene algo de malo —dijo Pablo iracundo— —O es que todas tienen que ser señoritas inútiles O es que un colegio de monjas cambia la sangre a las personas —Pablo, no saques los pies del tiesto —amenazó el padre— Tu hermana no te ha dicho nada grave que te dé derecho a esa violencia —Come, hijo —sugirió la madre —Pues será lo que quiera, pero es muy guapa —dijo Conchita —Déjalo ya —sentenció el padre La conversación se parceló El padre y sus yernos volvieron a los negocios La madre y Nieves hablaron de la boda del mes Conchita y Pablo se sonrieron, cómplices

IGNACIO ALDECOA, Fuera de juego en La tierra de nadie y otros relatos. Edit. Salvat


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