LOS PÁRRAFOS

 

3.2 Presentación gráfica
Los párrafos pueden presentarse gráficamente de diferentes formas, de las que destacamos tres:

a) Párrafo ordinario: empieza siempre con sangría y la última línea puede ser corta o larga (y ocupar todo el espacio en blanco). Es la forma más utilizada en textos manuscritos, como los exámenes escritos:

 

   
   
   
   
   
   

b) Párrafo alemán o moderno: ninguna línea lleva sangría, y la última ha de ser necesariamente corta, a no ser que los párrafos lleven blanco de separación, ya que, de no hacerse así, la división en párrafos desaparecería al no quedar claro el punto y aparte si las líneas finales llenan todo el espacio.

   
   
   
   
   
   
   

c) Párrafo francés: es la disposición inversa del párrafo ordinario; es decir, se sangran todas las líneas menos la primera; la última puede ser larga o corta. Se usa en diccionarios, índices, bibliografías, cuadros, apartados, etc. No suele usarse en un texto ordinario:

   
   
   
   
   
   

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4. ERRORES MÁS FRECUENTES

a) Desequilibrios: Mezcla anárquica de párrafos largos y cortos sin razón aparente. No existe un orden estructurado: el autor los ha marcado al azar.

b) Repeticiones y desórdenes: Se rompe la unidad significativa por causas diversas: ideas que debieran ir juntas aparecen en párrafos distintos, se repite una misma idea en dos o más párrafos, dos unidades vecinas tratan el mismo tema sin razón aparente que impida que constituyan un único párrafo, etc.

c) Párrafos-frase: El texto no tiene puntos y seguido; cada párrafo consta de una sola frase, más o menos larga. El significado se descompone en una lista inconexa de ideas. El lector debe hacer el trabajo de relacionarlas y contruir unidades superiores.

d) Párrafos-lata: Párrafos excesivamente largos que ocupan casi una página entera. Adquieren la apariencia de bloque espeso de prosa y suelen contener en su interior diversas subunidades. El lector debe abrir la "lata" del párrafo para poder identificar y separar todas sus partes.

e) Párrafos escondidos: El texto está bien ordenado a nivel profundo, pero resulta poco evidente para el lector, que tiene que leer muy atentamente para descubrir su estructura. La prosa no tiene marcadores ni muestra visualmente su organización. El texto ganaría en claridad si hiciera más evidente el orden o, por ejemplo, si lo explicara al principio.

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